jueves, 30 de noviembre de 2017

Habitantes de la calle se toman la vigilancia vehicular en Melgar


Aunque tenemos un alcalde de gran corazón, como decía mi abuela, no podemos desconocer que la imagen que se muestra en las calles de Melgar a propios y extraños no es la mejor.

El programa que se desarrolla desde la administración a favor de los habitantes de calle, con baño, comida caliente, ropa limpia, nuevo look y hasta pasajes para quienes quieran volver a sus ciudades de origen, es paliativo, no es la solución definitiva, y de alguna manera tampoco es la atención que se debe brindar a estos seres que por su condición, degradación y pérdida de valores, deben ser tratados por el estado de otra manera, con un verdadero programa social y humano, constante, actualizado y evaluado continuamente para saber del alcance de logros, su estancamiento o su fracaso.

En Melgar muchos de ellos son quienes atienden a nuestros visitantes que requieren parquear sus vehículos en alguna de las calles, y es común escucharlos: siga mamita yo se lo cuido, padrecito queda bien cuidado, su merced vaya tranquilo, y cuándo ya se retiran y nos les pagan bien, entonces sacan a flote su amplio vocabulario ultrajante, gono… infeliz, hijuetantas le rayo el carro, o cualquiera otra forma de amenazas que causan miedo e inseguridad a los ocasionales clientes. El problema ha venido creciendo de tal manera, que ha llegado hasta la disputa entre dos o más “cuidadores de carros”, llegan al extremo de decir que esa es su cuadra, su sector, se disputan su territorio. ¿Estas personas han sido capacitadas? ¿Existe seguimiento a su labor? ¿Están verdaderamente controladas?

Está en mora la administración de organizar esta actividad, con un buen programa planificado y controlado, el cual podría ser una oportunidad para personas con discapacidad, madres y padres cabezas de familia, adultos mayores, que seguramente aprovecharían mejor estos ingresos y no con quienes lo viene haciendo; algunos de Ellos, cuando reúnen algún recurso, lo utilizan para tomar  cerveza o licor, otros terminan comprando y consumiendo drogas.

Melgar requiere un mejor control y presentación en sus zonas de parqueo y es importante hacerlo antes de nuestra temporada navideña y temporada alta; también es hora de ponerle el pecho y trabajar en la implementación de una verdadera política pública para controlar la comunidad en condiciones de abandono y habitantes de la calle; teniendo muy claro el concepto para saber diferenciar o asociar pobreza, indigencia y delincuencia; aunque los tres aspectos sean producto de la errónea gestión económica y social de los gobiernos, de los fallos del sistema, de la sociedad, la familia y del propio individuo.