miércoles, 11 de mayo de 2016

El concejo de Melgar convertido en un circo moderno.


El sagrado recinto de la democracia en Melgar, donde se supone, es para debatir los proyectos presentados por el ejecutivo o de iniciativa de los concejales para favorecer las comunidades, que se cree, son representadas por los cabildantes, se ha convertido en los últimos tiempos en un salón de espectáculos circenses.

No es extraño ver en el recinto concejales con afanes publicitarios, donde no pueden ver una cámara si no están llamando la atención para una toma de su gran sonrisa o de llevar los áulicos para que aplaudan cada una de sus intervenciones, intervenciones a veces sin ninguna sustentación sino simplemente populistas.

Concejales que seguramente con el afán de mostrar liderazgo terminan en discusiones bizantinas que solo llevan a calentar las barras previamente citadas para el acto, o casos donde discuten y discuten, repiten y repiten, situaciones solamente de casos personales que deben ser tratados a nivel netamente administrativo.
Sesiones perdidas totalmente, como la citación al gerente de la empresa de aseo Serambiental, donde la concejal Elizabeth Rincón hizo, creo yo, el mejor debate en mucho tiempo y por el afán de protagonismo de sus compañeros de bancada, perdieron la mejor oportunidad para conocer de algunos negocios que quedaron sin aclarar.

El abrazo del oso, cuando los dos “rivales”, antiguos compañeros de partido, quisieron zanjar sus diferencias de insultos y manifestaciones de poder; o el caso del no pago de seguridad en salud que hizo que varios concejales acusaran a un concejal por no hacer los pagos oportunos y dejar sin el servicio de salud a los demás cabildantes.

El cambio de mayorías en el concejo, hizo también que cambiaran las actitudes en el recinto, el afán revanchista ha llevado a que no se adelanten sesiones serias y responsables sino sesiones llenas de insultos y agravios verbales, que solo dejan el mal sabor del fracaso en la designación de los representantes de la comunidad.

Estos ejemplos de los “honorables” concejales ha llevado a que los asistentes en las barras terminen perdiendo el respeto por Ellos y hasta del himno del municipio, y en varias oportunidades el “señor” Presidente tenga que amenazarlos, con ser retirados si continúan, según él,  “saboteando” el acto. Esta intimidación es peligrosa, porque cualquier murmullo en las barras, se toma como saboteo, y no es así, dentro del público hay asistentes de todas las corrientes políticas, periodistas que tienen la misión de analizar e informar el desarrollo de los actos; en un recinto de la democracia no se puede llegar, en lo más mínimo, parecer perturbar ni amordazar el pensamiento individual.

Inician las sesiones para el debate del plan de desarrollo del alcalde Miguel Parra, que no es nada diferente al rutero para desarrollar en el tiempo de su mandato o administración el programa de gobierno que le ofreció a los melgarenses. Con seriedad y responsabilidad cada uno de los “honorables” concejales debe pensar más en sus comunidades que en su grupo político, en las necesidades de sus gentes que en los puestos y contratos y acompañar al alcalde como junta directiva de la administración, en que si al gobierno le va bien a Melgar le irá mejor.



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