Llegó la bonanza decían
algunos, nos volvimos ricos decían otros, adiós a la indiferencia social en el
pueblo, con esto nos llegó la modernidad y el desarrollo, dejaremos la pobreza
y seremos un pueblo con menos diferencias sociales, decían los politiqueros.
Llegó la petrolera exclamaban con alegría y se conocía que Ecopetrol había
terminado la exploración de los terrenos y se garantizaba el hallazgo de uno de
los mejores pozos con la mejor calidad de petróleo en la cordillera de Melgar y
se bautizaría como el proyecto Campo Guando. Los trabajos de explotación en el
denominado Bloque Boquerón se realizaban bajo la modalidad de contrato de
asociación con Ecopetrol, por las multinacionales Petrobras Colombia firma brasilera
que sería el operador y su socia Canadian Petroleum Colombia firma canadiense.
Se trataba de un
contrato en el que el 20 por ciento de la producción eran regalías y el
restante 80 por ciento se dividia a mitades entre Ecopetrol y Petrobras que
representa a los socios del contrato. Es decir, que en principio el país se
queda con el 60 por ciento de la producción más lo que las multinacionales
pagan por impuesto con lo cual la suma se puede subir hasta el 70 por ciento. Extraoficialmente
se estableció que las estimaciones de la firma Canadian Petroleum Colombia
sobre las reservas del campo Guando, como fue bautizado, van desde 280 hasta
560 millones de barriles, lo que magnifica aún más la importancia de este
hallazgo, cuya comercialización comenzaría en el 2001.
Para esa época ya se
vislumbraba lo que podía pasar, se inicia lo que algunos creían era el
desarrollo urbanístico y se "remodela" el parque principal, donde se acaba con
uno de los parque naturales que por su
vegetación era de los más hermoso de Colombia y se termina con un patio
pavimentado, según algunos, para
espectáculos y recreación de los turistas y una construcción bajo tierra que terminó
siendo el parqueadero municipal.
Se construye el nuevo
colegio Sumapáz frente a la vieja alcaldía, se remodela y construye lo que hoy es
el área administrativa de la central de urgencias Louis Pasteur, se pavimenta
algunas vías y se acaba con las calles polvorientas que sería como dejar el
pasado y entrar al desarrollo, ya teníamos alamedas. Las regalías dan para construir colegios a precios
superiores de 40.000 millones de pesos y como decía un ex alcalde tenemos
colegios tipo universidad de estrato 5 para población de
estrato 1 y 2, se le cambia la cara y se construye la moderna y fresca sede de
la nueva alcaldía, tenemos mejores escenarios deportivos; que orgullo y
alegría Melgar pasaba a la modernidad.
Inician los trabajos de
explotación y llegan las regalías, la empresa comienza a comprar predios para
ampliar su ambicioso proyecto, lo que fuera zona agrícola con buena producción
de café, plátano bocadillo, cacao y otros productos pasa a ser tierras
abandonadas y maltratadas por el constante trabajo subterráneo que debían hacer
para poder extraer el crudo, se presentan fallas geológicas, deslizamientos que
llaman la atención de los residentes y se pide la intervención del Ministerio
de ambiente, Cortolima, la alcaldía, y se entera la población que estos
trabajos están acabando con la seguridad de sus tierras y empiezan a vender a
buenos precios sus predios. Pero también los residentes en el sector comienzan
a ver la diferencia entre el trabajo por jornal irrisorio y el buen pago de la
petrolera, lo que cambió el concepto tradicional, trabajar en la petrolera era más rentable que
trabajar en el casco urbano y rural.
Lo grave de todo es que
quienes entraron a administrar el municipio se dedicaron a soñar como gastar la
plata de la bonanza, es decir de las regalías y se olvidaron de lo que siempre
había sido Melgar, el municipio turístico. Pero la bonanza tenía que acabar por
la misma modernidad, los trabajos que se realizaban con suficiente personal ya
se manejan con moderna tecnología y solo ocupan un operario, las regalías por
decisión del gobierno deben repartirse equitativamente con los municipios que no
las reciben, y la caída de los precios del petróleo hace cada vez más difícil
la situación para los municipios productores, es decir, los que reciben la
compensación por los daños ambientales y ecológicos.
La bella y moderna Melgar
desarrollada, no pasó a ser nada diferente
que espejismo y nos trae a la
dura realidad que hoy estamos viviendo, un municipio sin regalías, sin
comercio, sin políticas públicas direccionadas a recuperar lo que por tradición
era nuestro pueblo, un receptor de turistas, que nos tenía como una ciudad de destino
turístico, donde nos hacían creer que después de Cartagena, Melgar era el
destino que más apetecían.
Nada fácil para esta y
las futuras administraciones recuperar primero el turismo, segundo por el afán
de gastar los recursos de regalías dejamos que el comercio creciera
desorganizado y aumentó el comercio informal; era que la bonanza también traía
más población al municipio y por supuesto más problemas para solucionar, las
invasiones, los motoratones, el desempleo, la delincuencia, entre otros. Ahora
se debe actuar para cumplir con las
decisiones judiciales y recuperar el espacio público, para lo cual el
actual alcalde solo tiene 60 días. Adelantar con los organismos de seguridad la
recuperación de la tranquilidad y en bienestar para los pobladores ampliar la
cobertura en servicios públicos y educativos, afrontar las decisiones
antipopulares como acabar con el transporte y la alimentación escolar, o por lo
menos en parte, acabar con los puestos de alimentos callejeros, es decir casi
que redireccionar el futuro de nuestra querida Melgar.
Implementación Post: Garzón Medios Gráficos.