viernes, 20 de mayo de 2016

El espejismo de la petrolera en Melgar… poder y pobreza

Llegó la bonanza decían algunos, nos volvimos ricos decían otros, adiós a la indiferencia social en el pueblo, con esto nos llegó la modernidad y el desarrollo, dejaremos la pobreza y seremos un pueblo con menos diferencias sociales, decían los politiqueros. Llegó la petrolera exclamaban con alegría y se conocía que Ecopetrol había terminado la exploración de los terrenos y se garantizaba el hallazgo de uno de los mejores pozos con la mejor calidad de petróleo en la cordillera de Melgar y se bautizaría como el proyecto Campo Guando. Los trabajos de explotación en el denominado Bloque Boquerón se realizaban bajo la modalidad de contrato de asociación con Ecopetrol, por las multinacionales Petrobras Colombia firma brasilera que sería el operador y su socia Canadian Petroleum Colombia firma canadiense.
Se trataba de un contrato en el que el 20 por ciento de la producción eran regalías y el restante 80 por ciento se dividia a mitades entre Ecopetrol y Petrobras que representa a los socios del contrato. Es decir, que en principio el país se queda con el 60 por ciento de la producción más lo que las multinacionales pagan por impuesto con lo cual la suma se puede subir hasta el 70 por ciento. Extraoficialmente se estableció que las estimaciones de la firma Canadian Petroleum Colombia sobre las reservas del campo Guando, como fue bautizado, van desde 280 hasta 560 millones de barriles, lo que magnifica aún más la importancia de este hallazgo, cuya comercialización comenzaría en el 2001.
Para esa época ya se vislumbraba lo que podía pasar, se inicia lo que algunos creían era el desarrollo urbanístico y se "remodela" el parque principal, donde se acaba con uno de los parque naturales que  por su vegetación era de los más hermoso de Colombia y se termina con un patio pavimentado,  según algunos, para espectáculos y recreación de los turistas y una construcción bajo tierra que terminó siendo el parqueadero municipal.
Se construye el nuevo colegio Sumapáz frente a la vieja alcaldía, se remodela y construye lo que hoy es el área administrativa de la central de urgencias Louis Pasteur, se pavimenta algunas vías y se acaba con las calles polvorientas que sería como dejar el pasado y entrar al desarrollo, ya teníamos alamedas.  Las regalías dan para construir colegios a precios superiores de 40.000 millones de pesos y como decía un ex alcalde tenemos colegios tipo universidad de estrato 5 para población de estrato 1 y 2, se le cambia la cara y se construye la moderna y fresca sede de la nueva alcaldía, tenemos mejores escenarios deportivos; que orgullo y alegría  Melgar pasaba  a la modernidad.
Inician los trabajos de explotación y llegan las regalías, la empresa comienza a comprar predios para ampliar su ambicioso proyecto, lo que fuera zona agrícola con buena producción de café, plátano bocadillo, cacao y otros productos pasa a ser tierras abandonadas y maltratadas por el constante trabajo subterráneo que debían hacer para poder extraer el crudo, se presentan fallas geológicas, deslizamientos que llaman la atención de los residentes y se pide la intervención del Ministerio de ambiente, Cortolima, la alcaldía, y se entera la población que estos trabajos están acabando con la seguridad de sus tierras y empiezan a vender a buenos precios sus predios. Pero también los residentes en el sector comienzan a ver la diferencia entre el trabajo por jornal irrisorio y el buen pago de la petrolera, lo que cambió el concepto tradicional,  trabajar en la petrolera era más rentable que trabajar en el casco urbano y rural.
Lo grave de todo es que quienes entraron a administrar el municipio se dedicaron a soñar como gastar la plata de la bonanza, es decir de las regalías y se olvidaron de lo que siempre había sido Melgar, el municipio turístico. Pero la bonanza tenía que acabar por la misma modernidad, los trabajos que se realizaban con suficiente personal ya se manejan con moderna tecnología y solo ocupan un operario, las regalías por decisión del gobierno deben repartirse equitativamente con los municipios que no las reciben, y la caída de los precios del petróleo hace cada vez más difícil la situación para los municipios productores, es decir, los que reciben la compensación por los daños ambientales y ecológicos.
La bella y moderna Melgar desarrollada, no pasó a ser nada diferente  que espejismo y  nos trae a la dura realidad que hoy estamos viviendo, un municipio sin regalías, sin comercio, sin políticas públicas direccionadas a recuperar lo que por tradición era nuestro pueblo, un receptor de turistas, que  nos tenía como una ciudad de destino turístico, donde nos hacían creer que después de Cartagena, Melgar era el destino que más apetecían.
Nada fácil para esta y las futuras administraciones recuperar primero el turismo, segundo por el afán de gastar los recursos de regalías dejamos que el comercio creciera desorganizado y aumentó el comercio informal; era que la bonanza también traía más población al municipio y por supuesto más problemas para solucionar, las invasiones, los motoratones, el desempleo, la delincuencia, entre otros. Ahora se debe actuar para cumplir con las  decisiones judiciales y recuperar el espacio público, para lo cual el actual alcalde solo tiene 60 días. Adelantar con los organismos de seguridad la recuperación de la tranquilidad y en bienestar para los pobladores ampliar la cobertura en servicios públicos y educativos, afrontar las decisiones antipopulares como acabar con el transporte y la alimentación escolar, o por lo menos en parte, acabar con los puestos de alimentos callejeros, es decir casi que redireccionar el futuro de nuestra querida Melgar.

   Implementación Post: Garzón Medios Gráficos.