domingo, 13 de marzo de 2016

Las autoridades ambientales están engañando a las comunidades de Cabrera, Venecia, Arbeláez, Icononzo y Melgar

Despertemos y salvemos el río Sumapáz o estamos fritos.

“Pues a yo de eso no sé muy bien, pero desde mi forma de entender, el río es como una persona, si le perforan una vena, para canalizar el cauce de su sangre, así como dicen que van hacer unos túneles, tarde que temprano terminará desangrándose, y muriendo entonces, todo el cuerpo, toda la piel… mejor dicho se muere ese Todo del cual hace Parte ese río o esa vena. Nuestro río Sumapáz lo es todo, es la vena más grande del páramo del Sumapáz y el páramo es el más grande del mundo, según dicen. Nosotros estamos aquí para defenderlo, amarlo y protegerlo. No tanto para nosotros, sino para nuestros hijos, nietos, bisnietos y los demás que vengan”. Abuelo campesino de la Zona de Reserva Campesina de Cabrera, Vereda Peñas Blancas.

Desde el año 2008, la Multinacional EMGESA ha venido promoviendo la construcción de una central hidroeléctrica en la región del Sumapáz, cuya proyección inicial contemplaba una hidroeléctrica a pie de presa y 14 mini-centrales hidroeléctricas ubicadas a lo largo de la cuenca alta del río Sumapáz. Debido al pronunciamiento y al rechazo por parte de las comunidades campesinas que habitan este territorio, la empresa EMGESA replanteó los estudios técnicos del proyecto disponiendo tres puntos de captación de energía sin embalse, optando por la formulación de mini-hidroeléctricas a filo de agua, sin requerimiento de inundación, pero que generaría un impacto mucho mayor, dado la extensión del área de influencia del proyecto, que en este caso, afectaría alrededor de 70.000 personas pertenecientes a municipios de Cundinamarca y del Tolima (Cabrera, Venecia, Pandi, Icononzo y Melgar). Según EMGESA, la construcción de ocho mini-centrales a filo de agua generará una medida anual cercana a los 1.000 GWh/año, la cual estaría dispuesta al mercado transnacional y a la profundización de la explotación, exploración y extracción minero-energética en otras partes del territorio. Además, el proyecto incluirá una línea de transmisión de 115 kV, con 40 Km en circuito doble y 11 km en circuito sencillo.

El 10 de septiembre de 2008 la empresa EMGESA S.A solicitó ante la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, el inicio de trámite de Licencia Ambiental para el proyecto denominado, en un principio, “Proyecto integrado de mini-centrales en la cuenca del río Sumapáz”. En el año 2012 y sin manifestar una justificación clara, la empresa multinacional cambió el nombre y varios detalles del proyecto. Con el título de “Proyecto Hidroeléctrico Sumapáz” se excluyeron como áreas de influencia Arbeláez y Villarrica en el departamento del Tolima; se dividió el proyecto en dos fases y se eliminó el embalse en la primera cadena de generación en La Unión (ANLA, NDA 0271). La primera fase comprendería tres cadenas de generación con ocho casas de máquinas o “mini-centrales” a filo de agua, con una capacidad de generación instalada de 160 MW. Mientras la segunda fase comprendería las seis casas de máquinas restantes de las 14 establecidas en el proyecto anterior. Para septiembre de 2012 la consultora de ingenieros INGETEC ya había realizado los estudios de pre factibilidad, factibilidad y el estudio de impacto ambiental (EIA) de la primera fase del proyecto (ANLA, NDA 0271). Con todos estos cambios y replanteamientos, en el 6 de agosto de 2013 la empresa multinacional cambia nuevamente el nombre al proyecto, ahora titulado como “Proyecto Hidroeléctrico El Paso”. De esta manera, este proyecto contendría la misma estructura del anterior, pero camuflando su denominación, a fin de que la comunidad no pudiera informarse oportunamente, y a su vez, limitando el ejercicio de los mecanismos de exigibilidad social y jurídica, a la participación de las comunidades frente a la planeación y toma de decisiones en su territorio. (Comité de impulso de la zona de reserva campesina del sumapaz).

Además de la construcción de las mini centrales hidroeléctricas la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, en contravía de lo que el gobierno dice de la mitigación, protección, conservación de la naturaleza y las amplias campañas que desde el Ministerio de Ambiente se desplegan, ésta entidad entregó varias licencias, permisos y trámites ambientales para la extracción de material del rio Sumapáz cuyo objeto del proyecto “es realizar la exploración técnica y explotación económica de  yacimientos de materiales de construcción y demás concesibles en el valle del río Sumapáz en jurisdicción de los Municipios de Nilo en el Departamento de Cundinamarca y Melgar en el departamento del Tolima”. Para esto se concedieron varias concesiones desde Boquerón hasta la desembocadura del río en el Magdalena, con el control ambiental de la CAR y Cortolima, pero permitiendo que se acabaran con las islas que servían de soporte a las corrientes del río, pero además la extracción de piedra, ha permitido que el río cambie su cauce perjudicando las comunidades que de él dependen como el municipio de Melgar, donde se encuentra la planta de succión del agua para su acueducto, igual para el fuerte de Tolemaida y la Fuerza Aérea y  clubes como cafam, además de varios acueductos para condominios que se encuentran en la ribera del rio.

Las comunidades organizadas de Cabrera, Venecia, Arbeláez, Icononzo y Melgar, han estado pendientes del desarrollo de los anteriores proyectos y concesiones, pero parece que sin muchos resultados, porque llega la aplanadora del gobierno con sus entidades ambientales e imponen su voluntad a costa del futuro de sus habitantes, para favorecer la locomotora minera.


Es importante estar pendiente de la amenaza inminente, actual y certera de despojo, expropiación, desplazamiento forzado, destrucción y contaminación del río, ecosistemas frágiles y de especial protección como los páramos, sub-paramos, área de influencia de yacimientos acuíferos y de estrellas fluviales, en la región de la Cuenca Media del Río Sumapáz. ¡Despertemos y salvemos el rio!