Hace
unos años cuando se hablaba de Melgar, se decía de una ciudad con 5200 piscinas
y la creencia generalizada que Melgar vivía una bonanza económica, pues se
suponía que en cada residencia existía una piscina y sus habitantes gozaban del
ingreso turístico por el alquiler de esas piscinas, la alimentación y demás servicios
que se pudieran ofrecer al turista.
Con
los años descubrimos que la realidad era otra, que el 70 % de la población
estaba clasificada en los estratos 1y 2 es decir que era una ciudad con sus
necesidades básicas insatisfechas, de pobreza absoluta y su supervivencia
derivada del ingreso por cuidar fincas, mantenimiento de piscinas, prados y
urgencias locativas, como muchos, ganando su sustento por prestar servicios
varios como la cocina, el lavado de los vehículos de los turistas que
ingresaban a las fincas y hasta el lavado y cuidado de los perros.
Hace
diez años la población estaba concentrada en el barrio Galán, pero después con
la tolerancia politiquera, la poca vigilancia y control de las autoridades
locales y la viveza de algunos, terminó siendo lo que hoy se conoce como los
barrios unidos, incluyendo sectores como El Balso, La Paz, La Laguna, que
aunque el concejo municipal por allá en los años 2002 consideró que era zona de
alto riesgo, las administraciones permiten el asentamiento poblacional dándole “soluciones”
de servicios públicos, vías, y otros; hoy en día representan el 50% de la población de Melgar.
No
se entiende como en Planeación Nacional en algunos reportes estadísticos
consideran a Melgar como una ciudad con las necesidades básicas satisfechas, es
decir que solo se requiere inversión en sectores altamente productivos y por
esa razón encontramos que en algunos programas el gobierno nacional considera
inversiones como el transporte escolar, la alimentación escolar, el
mejoramiento de viviendas y las demás asistencias, como onerosas.
Nos
hemos engañado y hemos engañado la imagen del municipio, cuando a nivel
departamental y nacional se considera a Melgar destino turístico y que la
situación económica de sus habitantes está por encima del promedio nacional,
cuando la verdad, hay otra Melgar de comunidades con absoluta pobreza. Algunas
administraciones solo por el afán
politiquero han invertido en mejoramiento de vivienda solo para favorecer a
su grupo de seguidores, pero vemos como las viviendas en su gran mayoría construidas
en guadua, poli sombra, retazos de tejas,
pisos en barro, con escasas dotaciones, con los servicios fraudulentos o
en otros casos con servicios legalizados pero muy deficientes.
Están
en mora los administradores del municipio o sus grupos políticos en adelantar
campañas que beneficien a esta gran parte de la población; la falta de cultura
en el uso eficiente del agua para evitar los desperdicios y las filtraciones en
estos terrenos que son fácilmente deslizables y que ocasionan tragedias, que
obligan a la administración a las reubicaciones, pero que por falta de control
se renegocian los sitios y llega una nueva familia a ocupar el lugar y a
exponer sus vidas, muchas esperando que al suceder la desgracia, también reciban
el beneficio de la reubicación.
La
clase política del municipio está en deuda social con su población, una
población que seguirá abandonada, mientras los políticos sigan interesados
solamente en su propio beneficio y actuando como hienas: carnívoros del
presupuesto y de la basura burocrática.
Implementación Post: Garzón Medios Gráficos