jueves, 21 de abril de 2016

Los concejales rebeldes y sus aspiraciones.


El próximo mes de mayo se inician las sesiones ordinarias del segundo periodo legislativo del concejo municipal de Melgar, y por supuesto se esperan algunas sorpresas que han sido cantadas por los protagonistas de lo que llaman “concejales rebeldes”. Y son concejales rebeldes porque según parece, el administrador municipal no los ha tenido en cuenta para la repartición burocrática y presupuestal.

Si bien es cierto iniciaron el año legislativo con una diferencia de 8 a 5 concejales por las votaciones para elegir Personera y secretario del Concejo, a los pocos días se conoció el ingreso de un joven concejal, porque al parecer no se sentía a gusto en el grupo conservador, en estas condiciones estaba la coalición gobiernista mayoritaria de 9 a 4, lo que para algunos era la aplanadora para las propuestas del grupo opositor.

No fue sino que se presentara el primer cambio de secretarios del despacho  y aflorara el interés de pedir participación, por parte de algunos concejales, para quedarse con alguna secretaría, con el cuento que si eran 9 no todos habían participado de los acuerdos programáticos y no se sentían representados en el gobierno municipal. En esas condiciones se rebelan 3 concejales, porque consideran que el trato recibido no era el más acorde con su cargo. Algunos pensaron que era un acto de presión, pero ahora que se avecinan las sesiones desde el 1 de mayo, y cuando no se han logrado acuerdos a pesar de haber recibido visitas   inesperadas, se torna gris el panorama para el administrador municipal al iniciar periodo con una diferencia de 7 en contra y 6 a favor.

Prueba grande la que tiene que afrontar el alcalde como negociador, no es fácil presentar proyectos de interés general cuando se cuenta con una desventaja en el concejo, nada fácil cuando se unen estos concejales protestando por un objetivo, y posiblemente acompañando si así se presentan las condiciones, al hoy grupo minoritario.

Estos tres concejales actúan con absoluta independencia, sin aparente jefe político y por supuesto con grandes aspiraciones, no es fácil tener que vender anticipadamente sus honorarios y hasta con firma ante notario para salir del endeudamiento que la campaña dejó, y por ende sin solucionar sus problemas personales; en estas condiciones, difícilmente podrían entrar a la discusión del tan esperado plan de desarrollo.

Es posible escuchar de los tres concejales, al igual que los tres mosqueteros: UNO PARA TODOS, TODOS PARA UNO.